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Al contrario, siempre es buen momento para dejar algo que no sólo no te hace bien, sino que te genera molestias, véase ir al estanco o en tener que deshacerse de las cenizas, sin mencionar el olor tan horrible que genera. Para desestresarse hay opciones más plenas como leer, meditar o hacer ejercicio.
He oído de muchas embarazadas que dicen que el médico les ha dicho que si el estrés que le va a provocar el dejar de fumar va a ser más grande que las consecuencias del tabaco, que mejor que no dejen de fumar pero que reduzcan su consumo. Ya van 3 en lo que va de año; le pregunté a una doctora y me dice que nanay, que mejor dejen el tabaco. De hecho, una de ellas se lamenta que su hijo haya nacido octomesino pero no lo relaciona con el consumo del tabaco.
Eso depende de la persona en cuestión y sus circunstancias. Si la persona sabe que fumar es perjudicial para la salud y tiene malas consecuencias a corto, medio y largo plazo; además de ser un vicio costoso, y quiere tener una mejor calidad de vida, no puede dejar los cigarrillos de un día para otro; tiene que reducir su consumo gradualmente, hasta no necesitarlos ya.
Es muy difícil dejar vicios tales como fumar, beber, las drogas u otros, porque necesitas de ello cada vez más, y si te planteas dejarlo de primeras, sientes su ausencia. Tienes el dinero necesario para tus vicios, y, mientras te siga alcanzando para ello o no tengas aparentes problemas de salud, lo seguirás consumiendo. Y si no te alcanza, una de dos: o lo dejas o recurres a colegas para que te lo den.
El vicio de fumar se relaciona con un circuito en el cerebro que se llama "de recompensa", que nos hace sentir placer cuando repetimos una conducta o disconfort cuando no lo hacemos. La nicotina de un pitillo actúa como refuerzo de este circuito. Tras reforzarlo con un cigarrillo y otro una y otra vez, más se automatiza este comportamiento y más probable es que se repita.
Lo cortas de raíz? Bueno, probablemente te parezca una buena idea nada más terminar de fumar (la nicotina dura en sangre aprox. un par de horas) pero la deprivación de tabaco aumentará la irritabilidad, frustación, ansiedad, a veces acompañadas de depresión y de ganancia de peso.
Todo esto (para aquellos a quienes pueda interesarle) se resume en que, llegado un momento, fumar no es un ejercicio de voluntad, sino más bien un defecto de la misma: la fuerza de la voluntad se demostrará al dejar de fumar. Y no será fácil nunca.
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