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No dondes en los autobuses, dona en los hospitales. Así no se lucran los hijos de puta estos.
#1 #1 kebabconfalafel dijo: No dondes en los autobuses, dona en los hospitales. Así no se lucran los hijos de puta estos.Dones*
#1 #1 kebabconfalafel dijo: No dondes en los autobuses, dona en los hospitales. Así no se lucran los hijos de puta estos.Depende de dónde sea no queda otra, no todo el mundo tiene hospital o banco de sangre en su pueblo.
mujer, siempre hay una primera vez, o unas primeras veces y nadie sale enseñado... la pobre chica seguro que se acababa de sacar la carrera y no tenía mucha práctica aún. Se ha de tener paciencia, como los conductores con la L.
#5 #5 asdepicas53 dijo: #1 Pensaba que era un bulo eso.No lo es, lo se de primera mano.
#7 #7 asdepicas53 dijo: #6 Si no me quejé, esa es la cosa, que al final (cuando encontró la vena por fin) me dijo algo así como "qué bien te has portado, ¿la costumbre?".La pobre intentaba ser simpática. Yo me saqué la carrera el año pasado y aunque en las prácticas casi siempre acertaba siempre había situaciones en las que costaba pillar la vena, ya porque fuera fina, fuera "bailona" (que las hay y las odiamos) o simplemente por nervios o cansancio. Cuando rompía una vena me sentía bastante mal y lo único que se me pasaba por la cabeza era que si yo estaba así el paciente estaría peor, así que intentaba hacer alguna broma o comentarios de ese tipo para hacer la situación más llevadera.
Sé lo que es eso, a mi hay veces que me han pincjado 9 veces entre los dos brazos, es un asco
Puaff, eso como el enfermero que me sacó sangre para un análisis hace unas semanas. El muy mamón me clavó la jeringuilla con ganas y me hizo un daño que no veas. Y encima estuve casi una semana entera con dolor en el brazo un un morado bien hermoso.
Y el chavalote se justificaba diciendo que no me encontraba las venas. En fin......
Prefiero esas a las enfermeras (con muchos años, pasando de los 50) que te pinchan de malas y se ponen a hablar con la enfermera de al lado. ¡Ala, pincha sin mirar, alegría,coño! Una vez me dejaron un morado precioso, parecía que me había metido heroína.
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